martes, 4 de diciembre de 2012

El 20 de noviembre empecé a escribir este blog dedicado a los niños que viven al margen.

Mi intención era tratar este tema con un rayo de esperanza, imaginando que, en el siglo XXI las cosas habrían cambiado, sino para todos si para un número importante de niños.
Veo entristecida que me he equivocado, que aún hay muchos niños que sufren, que ahora mismo lo están pasando mal, están pasando frío, hambre, miedo, dolor...

Hoy, sin ir más lejos, he visto otro tipo de niños que viven al margen, que no viven su infancia como debieran. Se trata de los niños que viven con sus madres en las cárceles.
Es un tema peliagudo, según La Voz de Galícia, en las cárceles españolas cumplen condena 140 madres con sus 156 hijos, se trata de niños menores de tres años ( hasta 1995 permanecían en la cárcel hasta los seis años).

Pese a que en algunas cárceles existen módulos especiales para ellos, no es un lugar adecuado para ellos. Pensar que estos niños pasan sus primeros tres años de vida viviendo en un sitio triste, un lugar donde todos los días son iguales, donde no hay parques, ni fuentes, ni bosques, solo ven barrotes y muros de hormigón resulta muy duro. Luego, cumplidos los tres años, los pequeños deben separarse de sus madres, algo que seguro les produce un trauma difícil de superar.

Es injusto, primero crecen alejados de lo que realmente debe ser la vida de un niño y luego, cuando "otros" lo consideran oportuno, les alejan de lo que más quieren, sus madres y se encuentran perdidos y con la única esperanza de ver algún día a su madre entrar por la puerta.









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